Tras doctorarse en robótica, comenzó a diseñar robots orientados a la industria, pero en 2009 conoció a Daniela, una niña que tras un accidente de tráfico quedó con una tetraplejía severa, y esto le hizo dar un giro a su carrera investigadora, centrándose en fabricar dispositivos orientados a mejorar las facultades físicas, contribuir a la rehabilitación y aumentar la movilidad de niños que padecen enfermedades neuromusculares degenerativas.
García Armada lidera el grupo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que ha desarrollado el primer exoesqueleto biónico del mundo para niños con atrofia muscular espinal, enfermedad degenerativa sin cura. Se estima que gracias a él podrían volver a caminar más de 120.000 niños en todo el mundo.
Es además fundadora de Marsi Bionics, empresa cuyo objetivo es la investigación y creación de exoesqueletos pediátricos, estructuras basadas en soportes que se ajustan a las piernas y al tronco del niño, y que al incorporar motores que imitan el funcionamiento del músculo, le aportan fuerza para caminar y mantenerse en pie. Su modelo ATLAS2020 está dotado de articulaciones inteligentes que interpretan los movimientos del paciente detectando cuáles son deseados y cuáles indeseados.
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